Ahora mismo, estoy tratando de comprender qué tiene de especial ganar, sí, vale, sube la moral, la testosterona y blablabla. Pero ganar a toda costa para que al final te den una copa de aluminio reforzado con palillos de dientes a tu club y una medalla de papel de aluminio. 

No sé cuál es el sentido de jugar un partido con trampas, mentiras, engaños, trapicheos y más. Si lo que de verdad importa es que haces ejercicio, te desahogas de la rutina y te diviertes. Pero claro, esta diversión, puede ser anulada cuando el deporte se desvirtualiza por las competiciones, que mete en la cabeza de jugadores zoquetes que el deporte sólo sirve para ganar, que debes ser el mejor y aplastar todo lo que te rodea.

¿Eres capaz de ganar la enemistad de los de tu entorno por ganar a cualquier precio? Yo desde luego no, siempre he tratado de jugar lo más limpio posible, ya sea entrenamiento, amistoso o partido oficial, de portero o de jugador. Siempre me he preocupado por mis compañeros de equipos y por los del otro. No puedo evitar preguntarle al jugador que se ha caído al lado de la portería si está bien, es un acto reflejo y me alegro que sea así, porque sea un partido importante o no, lo primero por lo que hay que velar es por el bienestar de los jugadores, no hay nada más.

Yo no juego al hockey sobre patines para mostrar mi superioridad, juego para sentirme mejor, por escaparme de los problemas por un rato, aunque a veces los problemas estén presente, pero sobretodo porque quiero aprender, mejorar y evolucionar, no como jugador ni portero, sino como persona.

El hockey ha sido desde siempre mi salvavidas, pero esa obsesión por ganarlo todo a cualquier precio, ese desprecio hacia la deportividad, me hizo plantearme durante el descanso del último partido si dejar el hockey, decidí abandonar, no jugar la 2ª parte e irme, me quitaba las guarda mientras lloraba porque habían destrozado lo que era el hockey para mi, pero el equipo, mi equipo me dio fuerzas para continuar, para terminar el partido. Y encontré la respuesta sobre esa temible, horrorosa e impensable pregunta del descanso. No, no abandonaré a mi equipo y seguiré luchando en el hockey sobre patines y fuera de él. Porque el hockey patines, al menos para mí, es una razón más para vivir.